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jueves, 20 de noviembre de 2014

Al ritmo que abro un ataúd

Mi alma hizo ignición para transformarse en recuerdos humanos
el día en que yo morí,
se convirtió en tierra, la gracia trajo una lluvia y se convirtió en barro mi espíritu
al desnudarle todo lo vivo, para construir una tinaja, entonces empece a guardar los trozos, mi acomodada memoria, porque quería sembrar el tiempo de lo que han visto mis ojos, todo... y entonces creció un árbol sin frutos que al morir me dijo ven, el árbol hizo ignición y se transformo en recuerdos, aproveche las cenizas para maquillar mis ojos, abrir mis ojos, y verte con abuso, con ventaja, del día en que yo morí.